Los operadores de alimentos entienden que la seguridad de sus productos es fundamental para el éxito económico de su empresa. Por eso, las principales marcas y minoristas de alimentos están mejorando significativamente sus propias políticas y prácticas de seguridad alimentaria.
La mayoría de los países industrializados han trabajado activamente durante décadas para incorporar marcos de seguridad alimentaria en sus estructuras normativas, porque la implementación de esquemas y sistemas de calidad sirven para fortalecer la confianza del comprador en la seguridad de los productos alimenticios.
Los consumidores son cada vez más conscientes de lo que comen y por lo tanto, más exigentes con las empresas que los comercializan.
Como consecuencia, la medicina veterinaria está en constante crecimiento, valorándose en 50.890 millones de dólares el 2020. Se estima que el mercado de salud animal de EE.UU representa un tercio del mercado mundial, generando alrededor de 10 mil millones de dólares en ventas por año.
El aumento en la prevalencia de enfermedades (sumado a la pandemia de COVID), ha impulsado a las empresas a producir vacunas y productos farmacéuticos avanzados y a los gobiernos a generar iniciativas que promuevan productos de salud animal y controlen el uso de antibióticos.
En este nuevo contexto mundial se generaron inversiones de USD $6,9 mil millones para nuevos tratamientos para animales, como vacunas, aditivos alimentarios y antimicrobianos. Además de verse un importante incremento en el número de empresas que realizan esfuerzos para controlar los riesgos de contaminación por patógenos y las enfermedades transmitidas por los alimentos.
El mundo nos desafía a crear nuevas formas de enfrentar la salud animal, más eficientes y menos dañinas para los animales, personas y medio ambiente.
Por eso en Beetechnology desarrollamos una tecnología de proteínas naturales que son capaces de reemplazar el uso de antibióticos. Se usan como un aditivo alimenticio, totalmente natural como preservante antibacteriano, que no deja residuos y por lo tanto deja los alimentos con menos químicos y más orgánicos, sin alterar los costos de producción significativamente.
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