Según la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 10 personas en el mundo (unos 600 millones de personas) se enferman cada año por ingerir alimentos contaminados, lo que provoca la muerte de más de 400.000 personas anualmente. Dentro de ellos, son los niños menores de 5 años los que soportan el 40% de la carga, con 125.000 muertes cada año.
A esto se le suma que en un mundo post covid, la preocupación sobre la seguridad alimentaria aumentó por parte de los consumidores. Cada vez más personas buscan consumir productos naturales, orgánicos, con menos químicos preservantes y libres de antibióticos.
Garantizar la seguridad de los productos alimenticios sigue siendo un desafío constante para los productores, distribuidores y minoristas de alimentos de todo el mundo.
Las enfermedades transmitidas por alimentos suelen ser de naturaleza infecciosa o tóxica y son causadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas que ingresan al cuerpo a través de alimentos o agua contaminados.
Los patógenos transmitidos por los alimentos generalmente causan diarrea severa o infecciones debilitantes. Las enfermedades diarreicas son las más comunes, provocando que 550 millones de personas se enfermen y 230.000 mueran cada año.
A medida que crece la población mundial, la intensificación e industrialización de la agricultura y la producción animal para satisfacer la creciente demanda de alimentos, se van generando tanto oportunidades como desafíos para la seguridad alimentaria.
Comúnmente, la respuesta ha sido la utilización de antimicrobianos, como los antibióticos, para tratar infecciones. Sin embargo, su uso excesivo e indebido en la medicina veterinaria y humana se ha relacionado con la aparición y propagación de bacterias resistentes, lo que hace que el tratamiento de enfermedades infecciosas sea ineficaz en animales y humanos.
La resistencia a los antimicrobianos es una de las principales amenazas para la medicina moderna.
En Beetechnology contamos con una nueva tecnología que utiliza un aditivo alimentario natural en base a proteínas como preservante antibacteriano, manteniendo la integridad y vida útil del alimento.
El antibacteriano es orgánico, libre de residuos y no tóxico: ¡totalmente natural!
¿Cómo funciona?
El aditivo se agrega a los alimentos de los animales. La tecnología mata las bacterias contaminantes que aportan a la descomposición del alimento, evitando pérdidas, enfermedades asociadas y aumentando la vida útil.
Es decir, logramos una producción libre de antibióticos, con menos químicos y más orgánica que sirve para varios tipos de bacterias y es de rápida acción. Todo sin alterar los costos de producción significativamente.
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